SAN JUAN
Apóstol y evangelista
Pedro vio venir detrás al discípulo amado de Jesús,
aquél que en la Cena se reclinara sobre su pecho.
(Juan 21, 20)
San Juan era todavía joven cuando siguió a Jesús. Fue su discípulo predilecto a causa de su inocencia; asistió a su transfiguración, se recostó en su pecho en la última Cena, subió con Él al Huerto de los Olivos y recibió a María como Madre, ayudó a sepultar al Salvador y acudió el primero con Magdalena a su tumba el día de su resurrección. Después de la Ascensión, fue a predicar el Evangelio al Asia Menor y se estableció en Éfeso con la Santísima Virgen. Conducido a Roma en el año 95, bajo Domiciano, y arrojado a una caldera de aceite hirviendo, salió de ella sano y salvo, y fue desterrado a la isla de Patmos, donde compuso el Apocalipsis. De vuelta a Éfeso, escribió contra los gnósticos su Evangelio que, con sus tres Epístolas, es el inflamado código de la caridad. Sobrevivió a todos los otros Apóstoles.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SAN JUAN
I. He aquí al amigo íntimo de Jesús, aquél que descansó sobre su pecho en la última Cena, y a quien el divino Salvador hizo partícipe de sus más grandes secretos. La primera condición de una verdadera amistad es no tener secretos para el amigo. ¿Está abierto tu corazón para Jesús? ¿No tomas ninguna resolución sin haberlo consultado? En todo tiempo puedes penetrar en su corazón por la adorable llaga de su costado; ¡y Él no puede hacerlo en el tuyo, lleno como está totalmente de las creaturas! Os amo, oh Dios mío, y deseo amaros siempre más (San Agustín).
II. La segunda cualidad de la amistad es compartir con el amigo lo que se posee. Ahora bien, Jesús durante su vida diose todo entero a san Juan y, al morir, le dio a su madre. Hijo mío —dijo— he aquí a tu Madre. San Juan se había dado por entero a Jesús, había abandonado todo para seguirlo. Date del mismo modo todo entero a Jesús si quieres ser su amigo. ¿A quién destinas tu corazón? El mundo es indigno de poseerlo. ¿Qué has dado a Jesús en retribución de su ternura? ¿Le has consagrado tu cuerpo, tu voluntad, tu inteligencia, en una palabra, todo lo que eres y todo lo que posees?
III. En fin, la tercera cualidad de la amistad es la semejanza: el amor hace semejantes a los amigos si ya no lo son. Fue también este amor el que hizo a san Juan semejante a Jesús, lo hizo también hijo espiritual de María. Jesús te amará si te asemejas a Él. Para lograrlo, es menester, no que te recuestes visiblemente sobre el corazón de Jesús, sino que Jesús venga a tu corazón y que no tengas tú otra voluntad que la suya. Tener los mismos gustos y las mismas repugnancias; he ahí la verdadera amistad (San Jerónimo).
El amor de Dios
Orad por el aumento de la caridad
ORACIÓN
Dignaos, oh Dios de bondad, derramar sobre vuestra Iglesia los rayos de vuestra luz celestial, a fin de que iluminada con las enseñanzas de san Juan, vuestro Apóstol y Evangelista, alcance las recompensas eternas. Por J. C. N. S. Amén.
Tomado: de Meditaciones del P. Grosez