12 de septiembre: SAN SACERDOS

Meditaciones

SAN SACERDOS

Obispo y confesor

Con tal que de cualquier modo Cristo sea anunciado,
bien sea por algún pretexto, o bien por un verdadero celo,
en esto me gozo y me gozaré siempre.
(Filipenses 1, 18)

La ciudad de Lyón, conociendo el celo ardiente de san Sacerdos, lo eligió obispo. Pero el Santo rehusó y fue menester una orden expresa del rey para obligarlo a aceptar esa dignidad. En el Concilio de Orleans dio pruebas de una ciencia admirable. Como sintiese disminuir sus fuerzas, pidió un coadjutor al rey Childeberto, y ya no pensó más que en prepararse santamente a morir, preparación ésta tan rara entre los hombres.

MEDITACIÓN: CUÁL DEBE SER EL CELO DE UN CRISTIANO

I. Tu corazón debe arder de celo por la gloria de Dios, y este celo debes manifestarlo publicando sus alabanzas, atrayendo a los demás a su servicio, adornando sus altares, en una palabra, haciendo todo lo que pueda contribuir a aumentar su gloria. ¿Quieres trabajar con fruto en la salvación de las almas? Haz que tus acciones hablen por ti. Manda poco a los demás, haz mucho tú mismo (San Pedro Crisólogo).

II. Que el cuidado de tus intereses jamás altere la pureza de tu celo. ¡Cuán desdichado serías buscando tu propia gloria, so pretexto de trabajar por la de Dios! Sacrifica tu renombre, busca a Dios únicamente; si eres generoso para con Él, pronto experimentarás los efectos de su liberalidad. Alégrate cuando veas a los demás trabajar por la gloria de Dios con más éxito que tú. Examina tus acciones más santas, y a menudo encontrarás en ellas sólo vanidad, interés y otros motivos humanos que te hacen obrar, aunque parezca que sólo trabajas por la gloria de Dios.

III. La prudencia y la caridad deben animar tu celo, no sea que se haga inútil y hasta dañoso para el prójimo y para ti mismo. Acaso descuidas tu propia salvación por trabajar en la de tus hermanos; es una caridad mal regulada perderse para salvar a los demás. Que tus actos estén en armonía con tus palabras, de otro modo te expondrás a que más tarde se te diga: Predicas a Dios y no lo buscas; detestas al demonio con las palabras y lo adoras de hecho (Tertuliano).

El celo de las almas
Orad por los Pastores

ORACIÓN

Haced, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad del bienaventurado Sacerdos, vuestro confesor pontífice, aumente en nosotros el espíritu de devoción y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.

Tomado: de Meditaciones del P. Grosez

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